Hay veces que sentimos que nos observan al dormir, no sabemos por qué
pero lo sentimos, una mirada fija sobre nuestra cabeza, queriendo tomar
contacto con nuestros ojos, levantamos la mirada y si tenemos suerte solo
veremos oscuridad alrededor de nuestra cama, pero en ocasiones acostumbramos a
dormir con una lámpara de noche y ahí todo cambia, porque simplemente la fuente
luminosa proyecta sombras algunas muy familiares como la gran sombra del ropero
o las pequeñas sombras de las cosas que témenos en nuestra habitación. Pero
otras veces hay una sombra que no parece pertenecer al entorno, no es recta
como para pertenecer a los muebles y aunque es algo humanoide no pertenece a
los peluches o muñecas, es de algo más siniestro, algo que no tiene nombre o si
lo tenía ya fue olvidado por que solo se aparece en las penumbras, donde los
mortales reposamos.
Pero muchos si lo pudimos ver, ¿no lo recuerdan? Claro que sí, cuando
éramos niños temíamos a la oscuridad y por algo debe de ser, solo que las
personas grandes nos hacen no temerle a ese ser, pero eso fue bueno pues sin
darse cuenta nos protegieron de sus garras ya que eso se alimenta del miedo, en
especial del miedo de los niños pequeños, se hace grande y fuerte y cuando ya
no le basta el miedo que emana un pequeño, tienen que saciar su apetito con
algo más, algo así como carne y sangre, ya se imaginaran quien es su platillo
principal, por eso no debes temer a la oscuridad, aunque te soy sincero en
ciertas ocasiones el monstruo solo viene por carne. ¿Y tú sientes su
presencia?
buen relato ya me meyo
ResponderBorrarya sabes todos los martes y jueves un nuevo relato
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