Cuenta la
leyenda que, en una gran mansión, hace muchos años habitó una familia
integrada, por una pareja quienes eran Roberto, Estrella y su hija llamada
Lucia, también con ellos vivía el abuelo de la pequeña Lucia quien era padre de
Roberto y se llamaba Rodolfo. Don Rodolfo estaba bastante grande y siempre se
quedaba solo en la casa pues casi no podía caminar, además, él tenía el hábito
de escuchar sus discos viejos y no le gustaba que lo molestaran cuando
escuchaba sus canciones.
Un día su hijo y
su esposa salieron a la ciudad por las compras, pues la casa quedaba en medio
de un espeso bosque que era parte de la propiedad, Lucia no fue con ellos
porque quiso quedarse a cuidar a su abuelito. Cuando sus padres se dirigían a
la ciudad tuvieron un fuerte accidente en donde ambos perdieron la vida, más
tarde llegó el aviso a la casa y el pobre de don Rodolfo cayó en una depresión
muy profunda.
Tiempo después
se llevaron a su nieta pues no podía cuidarla, lo que provocó que su situación
empeorara y un día antes de que lo llevasen a un asilo, se suicidó en la casa
dejándose caer desde el segundo piso. El tiempo pasó y la casa quedó abandonada
hasta que después de 11 años una antigua inquilina regresó, era Lucia quien
ahora era una mujer en planes de boda y pensó en vender aquel lugar, para
cubrir los gastos de su boda.
Para ver que la
casa estuviera en buen estado se quedó una noche a dormir ahí, ya que no
pensaba en gastar por un hotel teniendo una casa, se quedó en lo que ella
recordaba como la cama de sus padres y se durmió. Como a las tres de la mañana
se despertó de improvisto y vio una sombra que estaba parada justo al lado de
ella y en el momento que ella se levantó esta sombra desapareció, se incorporó
y salió de la habitación y pudo contemplar horrorizada como un esqueleto
andante se acercaba a ella.
Intentó esconderse, pero escuchaba quejidos y lamentos fuera de la habitación y también
podía escuchar como querían forzar la cerradura para entrar en el cuarto,
escuchó rasguños en la puerta y en las ventanas y unos pasos en la azotea pues
se encontraban en el segundo piso. Se encerró en el cuarto y no abrió hasta el
amanecer, cuando pudo salir de ese lugar y se fue con el propósito de no
regresar jamás, después de un tiempo logró vender la casa con un acaudalado
comerciante de la zona a quien no le contó de los fenómenos que ocurrían dentro
de la casa.
y luegooooo uffffff
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