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Cierta ocasión un amigo me comento que un
día cuando iba conduciendo muy noche por una carretera algo solitaria del
estado de Chiapas al
pasar cerca de un claro, iluminado a penas por la tenue luz de la luna, vio dos
siluetas pequeñas que caminaban a la par de la carretera, conforme se iba
acercando a las siluetas, se convencía de que se trataba de niños pues ambas no
alcanzaban el metro de estatura, siguió manejando pensando en que podrían hacer
dos niños, a las tres de la mañana solos y lo peor de todo en un lugar donde no
se veían casa cercanas, pensó en detenerse y preguntar si les había ocurrido
algo pero al verlos a escaso metros cambio de opinión pues tenía pinta como de
demonios con los ojos rojos, orejas terminadas en punta y una macabra sonrisa
en su rostro, acelero y cuando vio su espejo retrovisor, casi se infarta al ver
a aquellos dos seres en el asiento trasero de su auto, comenzó a rezar y como
pudo siguió manejando hasta que al llegar a un pueblo se dio cuenta que los dos
seres habían desaparecido.
Esta historia es
muy común en muchas carreteras del país e incluso me atrevería a decir que en
el mundo, muchas personas creen que son fantasmas o demonios, pero en esta
ocasión fueron un par de duendes los que asustaron a mi amigo pues por la zona
que transitaba aquella madrugada se cuentan muchas historias de pequeños
duendecillos traviesos y unos más diabólicos.
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