Los tres hombres corrieron hacia la casa la
cual cerraron muy bien, pero esto no fue impedimento para el ser que los perseguía,
quien de unos cuantos zarpazos arrancó la puerta de la casa, doña María, esposa
de Raimundo, escuchó lo que pasaba, por lo que tomó su escopeta y fue a matar a
la bestia, cosa que no consiguió, pues cuando procedía a disparar, el monstruo
le propinó un golpe que la hizo caer, quedando a merced de él.
Julio logró tomar el rifle y disparó contra la
bestia, la cual comenzó a sangrar en una de sus patas, pero seguía devorando a
doña María, quien yacía muerta a los pies de la bestia, los otros dos hombres
escaparon por las ventanas y corrieron hacia los matorrales, pero fueron
alcanzados por otro ser idéntico al primero, el cual mordió a Fernando en una
pierna y con su enorme mandíbula le arrancó la cabeza. Después de esto Alberto
regresó a la casa, en donde pensó que estaría más seguro y se topó con la
noticia de que julio había matado a la bestia con 17 disparos, entonces
decidieron atrincherarse ahí, por si habían más de esos monstruos fuera de la
casa.
Todo parecía estar en calma, pero poco tiempo
después, el otro ser logró entrar a la casa en donde Julio le propinó una serie
de disparos, los cuales terminaron con la vida del animal, pero notaron algo
raro, pues el primer cadáver ya no tenía la forma de bestia si no que tenía la
forma de un hombre. Comprendieron pues que se trataba de un asunto paranormal
por lo que decidieron salir de ahí, llevándose consigo a Ignacio, quien estaba en
shock por lo que había visto, tardaron varios minutos en hacer reaccionar a
Ignacio y después con el rifle en mano, las balas en una caja y una lámpara,
decidieron ir al pueblo a pedir ayuda.
Seguían un camino de tierra que los llevaría al
pueblo más cercano, cuando a lo lejos vieron tres seres más, de aquellos que
habían matado en casa de Ignacio, estos monstruos comenzaron a correr en
dirección de ellos, por lo que Julio empezó a disparar y logró atinar a uno en
la cabeza, el cual cayó muerto inmediatamente, pero los otros dos seguían su
marcha. Ignacio y Alberto se escondieron detrás de unos árboles y vieron como
los dos jaguares emboscaban a Julio, pero este no se daba por vencido, pues
seguía disparando logrando herir a uno de estos seres en los ojos, por lo tanto,
no podría ver.
En cuanto al otro, las balas le rebotaban en el
cuerpo, por lo que julio fue presa fácil para este último ser, después de que
terminara con Julio, la bestia comenzó a rastrear a sus acompañantes, pero
fueron salvados por la luna, que en ese momento se despejó y nuevamente unos
coyotes aullaban a lo lejos. El otro ser que había quedado ciego, fue agredido
por su propio compañero quien le propinó una mordida en el cráneo, que le sacó
los sesos, para luego marcharse siguiendo los aullidos de los coyotes, como
queriendo encontrar el lugar de donde provenían esos aullidos.
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