En el año de
1910 se desató la llamada guerra de revolución mexicana, que tenía como fin el
derrocar del poder al general Porfirio Díaz, quien para ese entonces ya era
todo un dictador con sus 31 años en el gobierno mexicano, en este año por el
motivo de la guerra todos los hacendados y dueños de tierras de cultivo, tenían
miedo de los revolucionarios.
Este temor por
parte de los hacendados, se debía a que los revolucionarios que pertenecían a
los grupos de alguno de los caudillos que encabezaban el movimiento armado en
contra de la dictadura de Porfirio Díaz, saqueaban los lugares por donde
pasaban. Estas personas que eran dueños de grandes porciones de terreno, por
eso eran llamados hacendados, en sus haciendas tenían trabajando a una gran
cantidad de obreros y campesinos que sufrían por los maltratos de sus patrones,
por lo que eran el principal blanco de los revolucionarios.
Por estos
motivos, en esos tiempos se originó una práctica verdaderamente horrible, la
cual consistía, en que el hacendado junto con uno de sus sirvientes, buscaban
durante la noche algún terreno lejano a la hacienda, después el patrón obligaba
al obrero a cavar un hueco, en el cual se escondía alguna cantidad de oro o
monedas de plata y luego el hacendado mataba al empleado por dos motivos, uno
para que no desenterrara el tesoro y otro para que cuidara el lugar como un
espectro, según las supersticiones de aquel tiempo.
Cierto día, a
una hacienda antigua ubicada en el estado de puebla, un grupo de amigos fueron
de día de campo, pues uno de ellos sabía que esas tierras estaban deshabitadas
desde hacía mucho tiempo, los muchachos se llamaban Alfredo, Raúl, Omar y
pedro, este último fue quien ya conocía la zona, pero al ver que había
bastantes personas acampando en el lugar que conocía, se marcharon más adentro
de los matorrales.
Pasaron todo el
día entre juegos y tomando algunas copas y cerca de la media noche se fueron a
dormir, Pedro y Raúl dormían juntos en una tienda, cerca de la fogata que
habían hecho, Alfredo y Omar dormían un poco más retirado debajo de un árbol
frondoso. Estos dos últimos, escucharon poco después de irse a dormir ruidos
extraños, los cuales se asemejaban a que alguien estaba cavando cerca de donde
se encontraban y quisieron salir a ver de qué se trataba.
Salieron y se
toparon con un ser fantasmagórico que tenía una pala en la mano y con ella
golpeo a Omar, quien cayó al instante, mientras Alfredo emitió un grito de
horror que despertó a sus compañeros, Alfredo corrió hacia la tienda de sus
amigos, pero fue rápidamente alcanzado por el fantasma quien con sus ojos rojos
como brasas lo hipnotizó y le quitó el alma, igual lo hizo con Omar quien ya se
estaba recuperando, pero fue atacado inmediatamente por el fantasma.
Los otros dos
amigos vieron todo esto desde lejos, pues al oír el grito de Alfredo salieron
de su tienda, pero no se atrevieron a ayudar a sus compañeros, pues sabían que
no podían hacer nada en contra de un fantasma, Pedro le dijo a Raúl que
corrieran, pero él, con temor de que le pasara lo mismo que a Alfredo, se metió
a la tienda y comenzó a rezar.
Pedro no dudó en
dejar atrás a su compañero, pues se quería salvar, pero a los pocos metros fue
alcanzado por el fantasma, quien tenía una sonrisa macabra y pareció disfrutar
cuando le arrancaba el alma al pobre muchacho, Raúl vio esto desde adentro de
la tienda y pensando que tendría el mismo destino tomo el rosario que tenía en
el cuello y como pudo comenzó a rezarlo, cuando el fantasma se acercó a la
tienda, este no pudo atravesarla gracias al poder salvador de esta oración.
Raúl siguió
rezando hasta que vio el amanecer y con esto desapareció aquel fantasma, que
custodió la tienda toda la noche, esperando a que su víctima dejara de rezar,
después de esto Raúl quiso encontrar los cuerpos de sus amigos, pero no los
encontró por ninguna parte, solo pudo encontrar 2 monedas de plata y un anillo
de oro que estaban cerca del lugar en donde había escuchado al fantasma la
noche anterior.
Comentarios
Publicar un comentario