Se dice que un hombre, que se dedicaba a la caceria, salió una noche con su rifle en mano dispuesto a cazar venados, pues en ese entonces abundaban por las tierras montañosas, el cazador siguió su camino, con una lámpara de petróleo, junto a su caballo, no se le dificultó mucho la marcha, pues el camino también estaba iluminado por la luna, que estaba en su máximo esplendor.
Cuando llegó a un claro, pudo ver que una manada de venados estaba cerca, cargó su escopeta y para poder tirar, se escondió entre los matorrales, pues no quería llamar la atención. Cuando se disponía a disparar toda la manada se alborotó, porque un hermoso venado se acercaba, el hombre se quedó impactado, al ver aquel venado tan hermoso, pues era perfecto, tenía una gran cornamenta, era alto, con buenas piernas y perfecto porte.
Nuestro personaje, no dudó ni un momento y le disparó a aquel venado, le dio 7 tiros hasta que cayó, mientras tanto la manada huyo por los disparos, al cazador, esto no le preocupó, pues del ejemplar que acababa de abatir, podía sacar más carne de la que obtenía matando a dos venados de mediano tamaño, que eran los animales que mataba por lo común. Amarró el cadáver del animal a su caballo y se sorprendió al ver que este no aguantaba al venado, así que se bajó de su caballo y siguió a pie.
Cuando llegó a su casa, como le sobraba tiempo, se puso a destazar al animal, pues al día siguiente le iría bien vendiendo la preciada carne de su presa, terminando esto se metió a dormir. A mitad de su sueño un gran estruendo lo despertó, escuchaba un fuerte galope que se acercaba su casa. Cuando por fin, el caballo que escuchaba, llegó frente a su casa, el cazador se levantó y se asomó por la ventana, vio a un caballo negro con ojos color de fuego, pero lo que más le llamó la atención fue el personaje que lo montaba, pues según él, se trataba del diablo, quien vestía por completo de negro.
Rápidamente, tomó el crucifijo que guardaba bajo su almohada, esperando que aquel personaje traspasara la puerta de su casa. Cuando lo hizo, “el diablo” entró reclamando por su venado, pues afirmaba que era suyo, que era el mejor que tenía y que lo iba a matar por haber asesinado a su venado.
Sin temor, el hombre tomó su crucifijo y lo puso delante del espectro demoniaco que reclamaba su venado y con esto “el diablo” se alejó, no sin antes advertirle que no lo mataba, solo porque tenía ese crucifijo, como aquel cazador tenía fama de valiente, rápidamente tomó su pistola, la orinó y comenzó a dispararle a aquel ser, mientras este se alejaba con su caballo.
Nuestro personaje, no dudó ni un momento y le disparó a aquel venado, le dio 7 tiros hasta que cayó, mientras tanto la manada huyo por los disparos, al cazador, esto no le preocupó, pues del ejemplar que acababa de abatir, podía sacar más carne de la que obtenía matando a dos venados de mediano tamaño, que eran los animales que mataba por lo común. Amarró el cadáver del animal a su caballo y se sorprendió al ver que este no aguantaba al venado, así que se bajó de su caballo y siguió a pie.
Cuando llegó a su casa, como le sobraba tiempo, se puso a destazar al animal, pues al día siguiente le iría bien vendiendo la preciada carne de su presa, terminando esto se metió a dormir. A mitad de su sueño un gran estruendo lo despertó, escuchaba un fuerte galope que se acercaba su casa. Cuando por fin, el caballo que escuchaba, llegó frente a su casa, el cazador se levantó y se asomó por la ventana, vio a un caballo negro con ojos color de fuego, pero lo que más le llamó la atención fue el personaje que lo montaba, pues según él, se trataba del diablo, quien vestía por completo de negro.
Rápidamente, tomó el crucifijo que guardaba bajo su almohada, esperando que aquel personaje traspasara la puerta de su casa. Cuando lo hizo, “el diablo” entró reclamando por su venado, pues afirmaba que era suyo, que era el mejor que tenía y que lo iba a matar por haber asesinado a su venado.
Sin temor, el hombre tomó su crucifijo y lo puso delante del espectro demoniaco que reclamaba su venado y con esto “el diablo” se alejó, no sin antes advertirle que no lo mataba, solo porque tenía ese crucifijo, como aquel cazador tenía fama de valiente, rápidamente tomó su pistola, la orinó y comenzó a dispararle a aquel ser, mientras este se alejaba con su caballo.
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