Esta historia forma parte de las
tradiciones de las personas que viven cerca de la selva y me fue contada por un
compañero de clases, espero que les guste.
Se dice que una mujer que estaba amamantando a su hijo, salió junto a su esposo, a hacer un mandado al pueblo cercano, pues como estaba en medio de la selva, le daba un poco de miedo quedar sola en casa. A la mitad del camino, la señora se cansó y su esposo tuvo que ir solo al pueblo, el cual quedaba como a un kilómetro de distancia, dejando a su esposa cerca de un arroyo, bajo la sombra de un gran árbol frondoso.
Mientras la mujer esperaba con su niño en brazos, al pequeño le dio hambre y como es natural, la mamá, le dio de comer de su seno, en esto la mujer comenzó a tener mucho sueño y se quedó dormida, sin darse cuenta que su bebé seguía tomando leche. Después de un gran rato, su esposo regresó y vio a su mujer recostada bajo aquel árbol, pero en vez de amamantar a su pequeño hijo, estaba enroscada por una enorme serpiente, que tomaba la leche de su seno. Entonces su esposo, tomó su pistola y apartando la cabeza de la enorme víbora, le disparó, matándola al instante.
La mujer, con el ruido del disparo, se incorporó rápidamente y con susto preguntó a su esposo de lo ocurrido y él le contó lo que había visto, entonces se pusieron a buscar al bebé. que no estaba en ninguna parte, después de buscarlo por mucho rato y gracias a los sollozos del niño lograron localizarlo sobre el árbol, entre unas ramas. Cuando llegaron a donde vivían, un amigo les comentó que ese tipo de serpientes eran la encarnación del mal de la selva y se alimentaban de la leche de las mujeres que amamantaban a sus hijos, dejando a los niños morir mientras ellas se hacían más grandes y terminaban devorando a la madre.
Mientras la mujer esperaba con su niño en brazos, al pequeño le dio hambre y como es natural, la mamá, le dio de comer de su seno, en esto la mujer comenzó a tener mucho sueño y se quedó dormida, sin darse cuenta que su bebé seguía tomando leche. Después de un gran rato, su esposo regresó y vio a su mujer recostada bajo aquel árbol, pero en vez de amamantar a su pequeño hijo, estaba enroscada por una enorme serpiente, que tomaba la leche de su seno. Entonces su esposo, tomó su pistola y apartando la cabeza de la enorme víbora, le disparó, matándola al instante.
La mujer, con el ruido del disparo, se incorporó rápidamente y con susto preguntó a su esposo de lo ocurrido y él le contó lo que había visto, entonces se pusieron a buscar al bebé. que no estaba en ninguna parte, después de buscarlo por mucho rato y gracias a los sollozos del niño lograron localizarlo sobre el árbol, entre unas ramas. Cuando llegaron a donde vivían, un amigo les comentó que ese tipo de serpientes eran la encarnación del mal de la selva y se alimentaban de la leche de las mujeres que amamantaban a sus hijos, dejando a los niños morir mientras ellas se hacían más grandes y terminaban devorando a la madre.
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