La
tradición dice, que cuando nuestro perro muere hemos perdido un amigo, pero
hemos ganado un ángel, el cual nos protegerá y nos pasará por el río de sangre,
según los mitos aztecas y mayas. Pero, ¿qué pasa si en vez de cuidar a nuestra
mascota, la maltratábamos en vida y después muere?
La respuesta a esta pregunta, puede responderla la siguiente historia. Antes de empezar, cabría decirles que esta historia puede pasar en la vida real, pero en esta ocasión esta sacada de mi imaginación espero que les guste.
En un pueblo un poco pequeño, habitaba un hombre llamado Arturo, que se
dedicaba a componer zapatos, con él vivían su esposa y tres hijos, dos eran
hombres y tenían los nombres de Raül y Guillermo respectivamente y la tercera, la
hija menor del matrimonio, se llamaba Sara.
La respuesta a esta pregunta, puede responderla la siguiente historia. Antes de empezar, cabría decirles que esta historia puede pasar en la vida real, pero en esta ocasión esta sacada de mi imaginación espero que les guste.
Raúl tenía 11 años, lo seguía Guillermo con 10 y por ultimo estaba la pequeña Sara que tenía solo 8 años. la madre de los niños, era un poco joven respecto a su esposo, Arturo, el cual estaba rondando a los 45, mientras que luisa como se llamaba la esposa de él, tenía tan solo 36 años. Un día a Sara se le ocurrió tener una mascota, se encaprichó tanto que Arturo tuvo que ir a la tienda de mascotas al día siguiente, por un precioso cachorro de pastor alemán, que contaba con apenas medio año de vida. Este perro fue el encanto de los niños pues todos jugueteaban con él.
Pasaron los años y Sara, la tierna ama del perro, ya había cumplido 14 años y pronto cumpliría 15, por lo que sus papás estaban preparando una hermosa fiesta para ella. Llegó el día de la fiesta y todo iba muy tranquilo, pero en el momento de la cena algo se salió de control, pues el fiel perro de Sara comenzó a hacer un gran desastre subiéndose a las mesas de los invitados. Esto enfureció a Arturo pues todo lo que había gastado se había ido a la basura, además las acciones del perro lo habían hecho quedar en vergüenza frente a sus familiares y amigos. Lleno de ira, Arturo tomo al perro, lo llevó al patio, sacó su pistola y le disparó en la cabeza, en esto, llena de horror y tristeza, Sara se acercó corriendo para detener a su padre, como no lo logró, comenzó a reclamarle, llegando incluso a maldecirlo.
Esto puso como loco a Arturo, quien tenía todas las intenciones de lastimar a Sara y de repente cuando lo iba a hacer, un ladrido lo detuvo, volteó y con gran horror pudo ver que aquel perro, el cual minutos antes había recibido un balazo en la cabeza, ahora estaba de pie, defendiendo a su dueña, quien lloraba amargamente. Rápidamente Arturo intentó disparar al animal, pero este le mordió la mano arrancándole la pistola y parte de sus dedos, viendo esta escena, Sara se echó a correr para avisar de lo sucedido a sus familiares, todos los asistentes de la fiesta salieron al encuentro de Sara, pues esta iba gritando.
Cuando la niña, les contó lo sucedido, estos acudieron al encuentro del padre de Sara y encontraron a Arturo como loco, pues no dejaba de repetir que el perro era un zombi, además de esto el hombre sangraba a chorros, por la mordida del perro, por lo que llamaron a una ambulancia. En cuanto al perro, como era de esperarse, estaba muerto, entonces los ahí presentes no sabían explicar como Arturo se cortó los dedos, pues solo habían escuchado un disparo y ya tenía bastante tiempo, lo que daba por hecho que el perro estaba muerto, cuando atacó a Arturo.
Después de un tiempo en el hospital, Arturo volvió a su casa en donde lo esperaba su familia, pero al llegar sintió que alguien no lo quería ahí y así fueron pasando los días hasta que un día Arturo fue encontrado muerto con una mordida en la garganta, después de esto la familia se cambió de casa y nadie jamás volvió a escuchar sobre esta historia.
Pasaron los años y Sara, la tierna ama del perro, ya había cumplido 14 años y pronto cumpliría 15, por lo que sus papás estaban preparando una hermosa fiesta para ella. Llegó el día de la fiesta y todo iba muy tranquilo, pero en el momento de la cena algo se salió de control, pues el fiel perro de Sara comenzó a hacer un gran desastre subiéndose a las mesas de los invitados. Esto enfureció a Arturo pues todo lo que había gastado se había ido a la basura, además las acciones del perro lo habían hecho quedar en vergüenza frente a sus familiares y amigos. Lleno de ira, Arturo tomo al perro, lo llevó al patio, sacó su pistola y le disparó en la cabeza, en esto, llena de horror y tristeza, Sara se acercó corriendo para detener a su padre, como no lo logró, comenzó a reclamarle, llegando incluso a maldecirlo.
Esto puso como loco a Arturo, quien tenía todas las intenciones de lastimar a Sara y de repente cuando lo iba a hacer, un ladrido lo detuvo, volteó y con gran horror pudo ver que aquel perro, el cual minutos antes había recibido un balazo en la cabeza, ahora estaba de pie, defendiendo a su dueña, quien lloraba amargamente. Rápidamente Arturo intentó disparar al animal, pero este le mordió la mano arrancándole la pistola y parte de sus dedos, viendo esta escena, Sara se echó a correr para avisar de lo sucedido a sus familiares, todos los asistentes de la fiesta salieron al encuentro de Sara, pues esta iba gritando.
Cuando la niña, les contó lo sucedido, estos acudieron al encuentro del padre de Sara y encontraron a Arturo como loco, pues no dejaba de repetir que el perro era un zombi, además de esto el hombre sangraba a chorros, por la mordida del perro, por lo que llamaron a una ambulancia. En cuanto al perro, como era de esperarse, estaba muerto, entonces los ahí presentes no sabían explicar como Arturo se cortó los dedos, pues solo habían escuchado un disparo y ya tenía bastante tiempo, lo que daba por hecho que el perro estaba muerto, cuando atacó a Arturo.
Después de un tiempo en el hospital, Arturo volvió a su casa en donde lo esperaba su familia, pero al llegar sintió que alguien no lo quería ahí y así fueron pasando los días hasta que un día Arturo fue encontrado muerto con una mordida en la garganta, después de esto la familia se cambió de casa y nadie jamás volvió a escuchar sobre esta historia.
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