En la antigüedad se
afirmaba que había demonios que podían habitar en las casas de los humanos,
algo que paso en la siguiente historia.
Hace un par de años un hombre de familia
acomodada llamado Jaime compró una casa vieja y abandonada, construida durante
el siglo XIX, en donde hasta ese momento se conservaban todos los objetos que
se usaban en esa época. Él apreciaba el arte de la escultura y la arquitectura,
por lo que mandó a restaurar toda la casa e incluso los muebles que contenía
esta, una vez terminado el trabajo, don Jaime decidió quedarse en la mansión,
pues estaba muy satisfecho con la restauración, ya que parecía que todo estaba nuevo.
Pasó la tarde en los corredores de aquella
casa, leyendo un viejo diario que se había encontrado entre los numerosos
libreros de aquel enorme caserón, se dio cuenta que este diario había sido
escrito por la hija del dueño de aquella casa, en este relataba su vida diaria
y también daba rienda suelta a sus sentimientos. Pero lo que más llamó la
atención de Jaime, era que casi al fin del diario, como diez u once o hojas
antes de llegar al final, la escritora parecía haber cambiado, pues pasó de
relatar un paraíso lleno de paz a un infierno, el cual se vivía en aquel lugar.
Según el diario, todo comenzó cuando el padre
de la joven le acondicionó un nuevo dormitorio, un cuarto lleno de lujos y en
el cual estaba una cama lujosamente tallada y torneada, según los relatos de la
joven, el mismo día que durmió en aquel cuarto, empezó a sentir cosas raras que
la invadían de miedo. Esto se prolongó por los 11 días siguientes, que eran las
hojas que faltaban para llegar al final, la última hoja era como si de una
despedida se tratara, pues solo decía que la joven no soportaba más estar ahí e
iba a terminar con ese martirio de una vez por todas, arrojándose por la
ventana del dormitorio.
Como Jaime se entretuvo leyendo el libro, no se
dio cuenta que empezaba a obscurecer, dejó el diario en la silla en donde
estaba leyéndolo y se metió a la casa para ver en donde dormiría, pasó por
varias habitaciones, en algunas no encontraba nada y en otras encontraba camas,
pero en mal estado o sin un colchón en donde dormir. Decidió buscar en el
segundo piso y al final encontró una cama muy bella y bien arreglada, en donde
podría dormir, pero le extrañó pues no era posible que esa cama estuviera así,
porque ninguna de las otras lo estaba, entonces pensó que alguno de los trabajadores
que restauraron la casa, la había arreglado para poder dormir ahí.
Encontrando esta explicación como la más
acertada, se echó a dormir, ya que no había luz en la casa y no tenía nada que
hacer, luego de un sueño profundo, unos golpes comenzaron a despertarlo, él se
incorporó e intentó saber de donde procedían esos golpes, se percató, que
provenían de la habitación contigua y no dudo en ir a investigar, pues pensaba
que alguien se había metido a robar. Cuando se bajaba de la cama sintió que
algo le jaló los pies, cosa que empezó a incomodar a Jaime, pues comenzaba a
creer que era algo sobrenatural, recordó que llevaba consigo su celular con
linterna y lo usó para guiarse entre las sombras hacia la habitación contigua.
Al entrar a aquel cuarto lúgubre, e iluminar
las tinieblas que reinaban ahí, sintió un gran alivio, pues pudo ver que era un
gato que se había metido por la ventana y no podía salir, él como buen
samaritano, quiso ayudar a aquel animalillo a salir y cuando se acercó, el gato
pegó un grito como de miedo, y trato de arañar a Jaime para que lo dejara, lo
que provocó que el animal cayera desde la ventana hacia el patio. Jaime quedó
impactado con la escena, pero no escuchó ningún quejido del animal, apuntó con
el celular hacia el patio para ver lo que había pasado y vio como el gato se
puso de pie y salió corriendo, después de esto, un poco más tranquilo se
dirigió a la cama a seguir durmiendo.
Al entrar a su cuarto, notó que una figura
humanoide permanecía sentada e inmóvil en su cama, esta tenía la mirada viendo
hacia el piso y cuando el entró a la habitación la figura elevó su rostro,
dejando ver un par de ojos que parecían llamas y una boca llena de afilados
dientes amarillentos. Al ver esto, Jaime corrió despavorido, pero como no tenía
mucha luz, no veía muy bien y cayó por las escaleras, cosa que lo dejó algo
atontado, trató de pararse, pero otra figura se aproximaba hacia él, era la de
una mujer joven, muy hermosa que arrastraba cadenas, Jaime pegó un grito de
espanto y este ser lo detuvo cuando intentó escapar.
Después, el primer espectro visto por Jaime,
llegó con una llave en su mano izquierda, este ser procedió a retirarle las
cadenas a la mujer fantasma y se las puso al desafortunado hombre, luego le
dijo a la mujer —Quedas libre, ya he encontrado a otro esclavo…
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