Un sencillo experimento durante una guerra, consistía en tomar a 3 0 4
prisioneros se les encerraba en una celda escarbada en el piso, donde no había
ni un rayo de luz, se les dejaba por tres días sin comida ni agua y antes de
ser encerrados se les decía a cada uno en privado que ese agujero era el mismo
infierno y que nunca jamás regresarían a no ser que se mantuviesen con vida por
tres días, cosa que era muy difícil pues un demonio habitaba en ese agujero.
Por supuesto los prisioneros que eran muy supersticiosos creían en las palabras
de su captores y afirmaban hacer todo por no caer en ese hueco, los carceleros
les decían que los bajarían por un rato solo para que sus superiores no los
regañasen y que después los subirían y para que estuvieran más seguros les
darían un arma blanca, claro esto se les decía a cada prisionero en privado,
pero a todos se les decía lo mismo.
Creyendo que tenían la simpatía de sus captores los prisioneros entraban
pacíficamente, pero pronto pasaban un par de horas y se desesperaban pues se
daban cuenta que habían sido engañados, al no ver absolutamente nada se pegaban
a las paredes esperando la aparición de ese terrible demonio, pasada 7 u 8
horas, al agujero se dejaba caer un animal muerto con el mayor escándalo
posible, el objetivo era los prisioneros entraran en pánico.
El resultado de este macabro experimento fue siempre el mismo, el miedo
hace que se pierda el control, que se imaginen cosas y que se haga lo necesario
para sobrevivir, ningún hombre soportaba los tres días, se matan entre ellos a
pesar que al entrar solo sabían que convivirían con uno o dos más, más sin
embargo el miedo los hacia matar a los supuestos demonios que habitaban en la
oscuridad de aquel agujero.
Celebrando la centésima historia en este blog, se la dedico a ustedes
lectores porque sin ustedes esto no hubiera sido posible, además ya supero las
veinte mil visitas, gracias por leerme.
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